Cambio de Trabajo – Trauma Innecesario

A decir verdad, en el fondo, nadie quiere cambiarse de trabajo ya que eso implica cambios y los cambios le traen estrés a casi la mayoría de las personas.  ¿Y quién quiere estresarse de gratis?
Pero como nada en esta vida es permanente, varias veces en la vida nos tocará enfrentarnos a este proceso.  Habrá ocasiones en que lo tengamos que hacerlo voluntariamente para buscar mejoras económicas, habrá otras veces que nos veamos obligadas a hacerlo porque prescindan de nuestras funciones, por cambio de residencia, por cierre de empresa, etc. Y lo que si es cierto, es que si es por necesidad, el proceso es más estresante y desagradable a medida que tengas más edad.  Nada más incómodo que llegar a una empresa con 40 y tantos años encima  que la que te entrene sea una veinteañera.
A finales del 2016 me tocó a mí. Me fui para otro lugar de trabajo en donde no conocía a nadie.
Primero me tuve que adaptar a un nuevo horario, ya que el lugar queda más lejos de mi trabajo anterior así que eso implica a que me tengo que levantar más temprano. Lo segundo y lo mas traumático, es el eterno problema de esta ciudad, que no hay donde meter tu carro. Para una persona que vive en el interior (todo lo que es después del puente para mi es interior, punto), no hay muchas opciones de transporte si tiene que trabajar en la ciudad. O traigo mi carro o llego en bote y en metro. La cosa no es fácil y me acostaba a dormir todas las noches pensando en eso “¿Cómo haré mañana?”.  Recibí varias multas de mal estacionada, las primeras semanas, eso se lo debo agradecer al alcalde quien anda clausurando estacionamientos para hacer  aceras sin dejar de aplicar multas, lo que está bien, pero primero se debe resolver el problema y luego aplicar el castigo Y NO AL REVÉS. Hubo días en que al llegar a casa solo tenía una idea en mente – Renunciar. El malestar era tal que ya no me importaba de que iba a vivir, solo que no quería pasar por ese trajín un solo día más. Pero gracias a Dios, siempre aparece un ángel en el camino, una compañera de trabajo me consiguió un estacionamiento compartido que puedo usar de vez en cuando y también debo darle las gracias a mi pareja que las demás veces se levanta un poco antes para darme el bote hasta el metro y así yo poder llegar a tiempo.
En cuanto al área de trabajo, para que comiences a trabajar, primero te tienen que enseñar y aquí es donde viene el problema de que no todas las personas que son buenas en el desempeño son igual de buenas en transmitirlo a otros. No todos tienen la misma paciencia en explicarte las cosas de manera que te queden más que claras y aguantar que preguntes un millón de veces antes de que lo hagas tu sola. Yo que soy preguntona porque detesto equivocarme, me imagino que acabare con la paciencia de más de uno aquí.
Admito que soy una persona que tiene muy poquita de esa virtud y muchas veces hablo en son de regaño, pero cuando me ha tocado dar entrenamiento a un novato, siempre me vienen a la mente los recuerdos de mi propia experiencia cuando estaba en esa posición. Varias veces me han dicho que se sorprenden al ver la paciencia con la que explico las cosas y es porque aplico el dicho de “trata a los demás como a ti te gustaría que te trataran”. Al fin y al cabo la persona va a aprender el trabajo y depende de tu actitud ahora, si te lo va a agradecer más tarde o dirá que fuiste un calvario.
No comprendo que gana la gente tratando mal a los que están aprendiendo. ¡Nadie nace sabiendo! Ni siquiera aquel empleado “oráculo” que si se va de la empresa, todos asumen que ésta se caerá. Por otro lado, si te causa tanto escozor pasar tus conocimientos a otra persona, habla con tu superior y que ese camarón se lo den a otro, pero no vengas a complicarle la vida a una persona que bastante estrés debe tener a aparte de tener que aguantar tu amargura y además necesita de toda la motivación posible para poder adaptarse a un nuevo lugar. ¡No es fácil! Otro dicho dice “Arrieras somos y en el camino nos encontramos.” Me ha tocado ver situaciones en donde el que trató mal al novato, tiempo después tuvo que depender de esa persona para poder sacar su trabajo y que incomodo se la pusieron porque el trato se lo devolvieron igualito al que dio él.
Mi consejo es que traten como a ustedes les gustaría ser tratados y si por alguna razón no les cae bien esa persona, sean imparciales y manténganse muy profesionales que eso hablara aún mejor de ustedes.
Para mi suerte, me encontré mucha gente amable, no digo que sean “Buena gente”, porque no los conozco, pero son amables conmigo y eso es importante para alguien nuevo en una oficina que necesita ese tipo de detalles para mantenerse motivada. También me encontré a un par de personas conocidas en otros departamentos, así que a la semana ya tuve con quien ir a almorzar. Y así fui adaptándome a las nuevas dificultades, nuevos desafíos y personas, y el nivel de estrés fue bajando definitivamente cuando me di cuenta de que Cuando las cosas se ponen difíciles, hay que vivir un día a la vez.
Lo que sí hay que tener en cuenta siempre, siempre, es que no hay un solo cambio en tu vida que no traiga algún beneficio y que el ambiente en el que trabajes, en gran parte depende de tu propia actitud.
La mayoría de las personas (las que tenemos conciencia), vivimos estresadas pensando en qué pasará mañana: Qué le digo a mi jefe si no termino tal cosa? Cómo le pagaré a fulano si no tengo plata? Cómo llegaré al trabajo si no puedo llevar el carro, no tengo para la gasolina, no tengo donde estacionarlo, etc. No dormimos pensando en todas esas posibles situaciones que ni siquiera han pasada aun. Esto es lo más perjudicial que nos podemos hacer, es un autocastigo. La mayoría de las veces, en mi experiencia, esos problemas se han resuelto de una u otra forma durante el día siguiente, ya sea por cosas que no tenía previstas o por obra y gracia de Dios (el que aprieta, pero no ahorca). Y al final lo que te queda son las secuelas de un estrés autoimpuesto que no tenía ni razón de ser.

Recuerden que la vida es demasiado corta, como para pasar coleccionando malos ratos provocados por nosotros mismos, coleccionemos los buenos momentos. 

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